La importancia de mantener y conservar los inmuebles

La vivienda es el bien más costoso que adquieren las familias españolas, y en más de un 80% los hogares españoles están en fincas sujetas al régimen de propiedad horizontal o en comunidad. Existe la mala interpretación de considerar sólo como propiedad el interior de la vivienda de cada uno, de puertas adentro, pensando que lo exterior –que es precisamente lo que constituye la propiedad horizontal, puesto que lo externo son los elementos comunes compartidos- es intranscendente, cuando la realidad es que esas cosas comunes (estructura, fachada, cubierta, escaleras, servicios, etc.) son las que posibilitan la seguridad y la habitabilidad de la vivienda.

Con el paso del tiempo, los inmuebles se deterioran y experimentan un desgaste constructivo y superficial (por su uso o desuso, según el caso). Para evitar este deterioro, debemos mantener nuestro patrimonio y de esta manera evitaremos que nuestro inmueble envejezca más rápido y que pierda valor.

Por otra parte, el suelo urbano es escaso e irreemplazable, por lo que debe ser aprovechado debidamente, sustentando edificios en condiciones. Todo esto es ajeno a lo que los interesados entienden como su propiedad, sin tener en cuenta su transcendencia y la necesidad de prevenir y mantenerlos. Por contra, en la conservación de otros bienes infinitamente menos precisos y preciosos que la vivienda, hay un esmero y atención que no se presta a ésta. Ocurre con los automóviles, a los que se dedica tiempo, incluso de modo personal ,para lavarlos, pintarlos, cambiar aceite, ruedas, frenos, etc., haciendo lo que debe hacerse, mantenerlo y conservarlo en perfecto estado. Mucha mayor atención debe darse a la conservación del inmueble, y a eso tiende la política urbanística. Muchas Comunidades Autónomas y algunos Ayuntamientos han dictado normas para la revisión obligatoria de los edificios que cuenten con determinada antigüedad, cuyas normas no hacen más que reiterar, una vez más, lo que ya es una obligación establecida desde hace más de un siglo, y continuamente recordada en varias disposiciones legales.

La ley obliga a los propietarios de inmuebles (ya sean edificios completos, viviendas, comercios, o industrias) a conservar y mantener las construcciones en perfecto estado de uso, funcionamiento, seguridad, higiene, salubridad y estética. Es necesario mantener en buen estado las fachadas, huecos, patios, balcones, terrazas, voladizos, soportes,, cerramientos, medianeras y cubiertas evitando que puedan producirse desprendimientos con eventual daño a las personas o bienes. Si observas algún tipo de deficiencia en tu edificio, consulta con nosotros, analizaremos el caso y te asesoraremos sobre el estado de conservación de tu inmueble. Desde Irigain efectuaremos una Inspección Técnica de todos los elementos anteriormente mencionados; el resultado del mismo se vuelca en un Informe donde se detalla el estado del edificio, si el mismo no reporta ningún inconveniente (sin riesgo aparente) se procede a la presentación ante el organismo competente, y en el caso de verificarse alguna anormalidad (con riesgo aparente), se indica en el Informe las mejoras a realizar para solventar la situación.

En aquellos casos en los que se verifique alguna anormalidad con riesgo aparente, habrá que llevar a cabo una rehabilitación para mejorar las condiciones del edificio, ya sean individuales o de una comunidad, tanto en su seguridad y estética (suciedad, desconchones, desplome de elementos a la vía pública, etc.), como en su uso funcional (mala accesibilidad, goteras, instalaciones obsoletas o estropeadas, etc.).

La rehabilitación incorpora dos pautas de actuación.

  • Una es la reforma: el deseo de tener una vivienda más funcional y agradable para vivir, mejorando las prestaciones iniciales con la incorporación de nuevos materiales y tendencias;
  • y otra es la restauración: en la que devolvemos el edificio o la vivienda a sus características iniciales, las cuales ha perdido con el paso del tiempo.

Es imprescindible mantener y conservar el patrimonio inmobiliario para optimizar los recursos económicos y aumentar el grado de satisfacción de los usuarios. En resumen, es una rentable inversión por los beneficios de todo tipo que proporciona al usuario de la vivienda y a la sociedad en general.

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