En el precio de un inmueble se tienen en cuenta numerosos factores que impiden establecer reglas fijas que sirvan de referencia para todos: ubicación, metros cuadrados, servicios… Todo suma o resta valor a una propiedad hasta establecer un precio de mercado final.
Las sociedades de tasación o valoración surgen para establecer un sistema de valoración independiente, deben estar homologadas por el Banco de España y que están sujetas a la orden ministerial ECO.
En esa reglamentación aparecen todos los parámetros técnicos que los tasadores tendrán en cuenta a la hora de tasar un inmueble: superficie, antigüedad, conservación, materiales de construcción e instalaciones (calefacción, aire acondicionado…), edificación (ascensores, zonas comunes…), entorno (zonas ajardinadas, centros comerciales…), transporte público y actividad de compra-venta en la zona (alta o baja demanda).
Todos esos datos recabados son como las cifras de una fórmula matemática que al completarse da una determinada cantidad. Esa ‘fórmula’ es lo que se conoce como ‘método de tasación’. Hay cuatro métodos, establecidos también en la orden ministerial ECO, pero para la tasación de viviendas y locales comerciales de segunda mano el método más habitual es el denominado «Método de comparación».
Se trata de conocer el valor ya establecido de otros inmuebles similares en la misma zona y de características lo más semejantes posibles al inmueble a tasar. A esas referencias se les da el nombre de ‘inmuebles testigo’ y la ley establece que sean al menos seis. Se hace una media del coste del metro cuadrado de esas seis viviendas y se equipara al de la propiedad que se valora. Se multiplica por los metros totales de superficie y se obtiene el precio de mercado.
Los otros tres métodos son: el método del coste, el residual y el de actualización de rentas.
Otro factor importante a tener en cuenta es la vigencia de la tasación que es de seis meses. La caducidad de un informe de tasación se debe a que el mercado puede cambiar con rapidez.